domingo, 27 de enero de 2013

Conjuro para viajar

Después de varios intentos de blog... abro uno más. Curiosamente, esta vez el título me ha costado un poco menos (y es que los títulos se me dan fatal desde siempre, salvo cuando se trata de ponérselo a un capítulo de alguna historia). ¿Por qué La isla de Naboombu? Sencillamente porque sería mi lugar idílico para pasar una temporada. Una temporada dedicada a pensar o a vivir como una loca más, entre los locos del lugar... ¿Es que nunca habíais oído hablar de esta isla? Se puede llegar en un medio, digamos, poco convencional: una cama. Sí, sí, no pongáis esas caras. Pero no una cama cualquiera, sino una cama que posea un boliche que pueda desenroscarse, para poder emplear así nuestro conjuro para viajar. ¡No estoy loca, en serio! (bueno, un poco sí). Unos toquecitos a nuestro boliche mientras pronunciamos el lugar al que deseamos viajar... ¡y listo! ¡Agárrense fuerte a las sábanas y a los barrotes de sus camas, porque este será un viaje movidito! 

Antes o después de ir a Naboombu, podemos pasar por un sinfín de sitios... ¿Qué tal París? ¿Londres? ¿La isla de Perdidos

¿Sabéis? En Naboombu los animales hablan, el fútbol es un deporte mucho más divertido desde que se juega con las normas de allí, ¡y se puede respirar bajo el mar, donde se celebran multitud de fiestas! 
Eso sí... cuidaros de molestar al rey Leonidas, tiene muy mal genio; le encanta gritar y dar órdenes. 

Personalmente, creo que voy a pasar una temporadita en el fondo misterioso del mar... feliz.



La isla de Naboombu procede de la película La bruja novata (Robert Stevenson, 1971). 



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